
¿Qué entendemos por dolor?
El dolor ha sido definido por la International Association for The Study of Pain (IASP) como “una experiencia sensorial y emocional desagradable asociado a un daño tisular, real o potencial, o descrito en términos de ese daño”. Según Lorimer Moseley, investigador de reconocimiento mundial sobre la percepción del dolor, “El dolor es una experiencia consciente desagradable que emerge del cerebro cuando toda información disponible sugiere que se necesita proteger una parte en particular del cuerpo”. Estas definiciones sugieren que el dolor puede o no estar relacionado a un daño tisular real y no cumple una función biológica útil, es una fuente de gran sufrimiento y discapacidad, impactando severamente la calidad de vida de las personas que lo padecen. El dolor crónico por definición de “temporalidad” es aquel que tiene una duración prolongada más allá del tiempo de reparación fisiológica de una injuria, otros autores definen un tiempo de 3 a 6 meses con el dolor para que este se vuelve crónico.
En cambio, dolor agudo cumple una función biológica útil y es aquel que se encuentra en estrecha correlación con la magnitud del daño tisular, es decir, una herida pequeña provocara un dolor leve. Su tiempo de duración se relaciona directamente con el tiempo de recuperación de una injuria o daño, es decir, una herida grande tomara más tiempo en recuperarse que una pequeña. Cumple una función biológica útil y es una herramienta protectora para la sobrevivencia de la especie humana.
Epidemiología
El dolor crónico es una condición multifactorial que conlleva consecuencias físicas, psicológicas y sociales entre las que tenemos: interferencia en la funcionalidad, kinesiofobia (miedo a moverse), trastornos de depresión y ansiedad, trastornos de adaptación, trastornos del sueño, catastrofización, alteración en las relaciones interpersonales, aislamiento, ausentismo laboral, discapacidad e invalidez. El dolor crónico en la actualidad es considerado un problema de salud pública debido a su alta prevalencia, carga de enfermedad y costo económico. Afecta entre un 20 a 50% de la población general y es la causa líder de discapacidad a nivel mundial.
En Chile la prevalencia de dolor crónico fue de un 45% en el grupo etario 50 a 64 años, seguido del grupo etario 30 a 49 años con un 38.6%. Con respecto al origen del dolor aparecen entre otras, el lumbago (22.1%), la artrosis (16.1%) y la artritis reumatoide (8.8%).
Clasificación del dolor
Nociceptivo: Debido a la activación de nociceptores (inflamación, irritación mecánica o lesión, golpe o caída). Los nociceptores son receptores que interpretan un daño potencial o real en los tejidos y envían esa información al cerebro. El cerebro envía un dolor intenso a la zona dolorosa para protegerla, esta se inflama y comienzan las bases de la reparación.
Nociplástico: Debido a alteraciones del procesamiento del sistema nervioso central, mayor excitabilidad menor inhibición.
Neuropático: Debido a lesiones o enfermedades del sistema somatosensorial que es encargado de recoger información sensorial del cuerpo.
Origen del dolor crónico
El dolor crónico es multifactorial y está muy lejos de solo ser causado por una inflamación, a continuación, mencionaremos los factores que influyen en la experiencia dolorosa.
1. Características individuales tales como la genética, edad y género.
2. Factores psicológicos como creencias ha cerca del dolor y expectativa sobre la rehabilitación.
3. Factores biomecánicos como la morfología, anatomía y movimientos corporales.
4. Factores nociceptivos: procesamiento y procesos fisiológicos.
5. Daño, injuria o patología (presencia de lesión).
6. Estilo de vida: alimentación, calidad de sueño y gestión del estrés psicoemocional.
7. Factores contextuales: entorno (lugar físico donde nos encontramos) y la atención que le prestamos al dolor.
8. Factores sociales/laborales: el trabajo y la familia son puntos claves para mejorar o empeorar la experiencia dolorosa.
¿Cómo eliminar el dolor crónico?
Al ser multifactorial no podemos tan solo eliminarlo con reposo y anti inflamatorios, tenemos que hacer cambios más profundos en nuestros estilos de vida, que van desde una correcta alimentación, un sueño reparador, correcta gestión del estrés, propiciar un entorno laboral, social y familiar sin gente toxica y rodearnos de personas positivas, realizar ejercicio físico entre otros, son los principales hábitos que a mediano y largo plazo disminuirán tu dolor y mejorarán tu calidad de vida. En vive tu cambio brindamos un servicio que te ayudara a entender y vencer tu dolor crónico de una manera respetuosa, empática y efectiva sin fármacos ni cirugías.
Conclusión
En resumen, la poblacional chilena confirma la alta prevalencia del dolor crónico en Chile. Este dolor crónico es predominantemente osteomuscular, se presenta a diario, es de larga duración y se encuentra insuficientemente tratado. Impacta la calidad de vida tanto en sus actividades de la vida diaria como a nivel del área emocional del individuo que lo padece. Además, es más prevalente en las edades de mayor productividad. Las pruebas médicas siguen siendo insuficientes y llega un momento en que la ausencia de diagnóstico o la falta de mejora es una tortura. La realidad es que cuando el dolor no tiene una causa orgánica, puede ser mucho más intenso que el dolor asociado a una lesión concreta. Nadie puede imaginarse un dolor. El dolor se percibe o no se percibe, independientemente de su origen. Si una persona dice que le duele es porque le duele, aunque lleve quejándose 20 años de ello y el médico diga que está más sano que una manzana.